Thursday, October 14, 2010

Lecciones de Defensa Personal, capítulo XXIV


Si sigo esperando a que mi compañero escriba unas líneas en este ya desolado páramo digital, seguramente mi ropa pasará de moda, me crecerá la barba hasta el omblibito y el radicalismo volverá al poder. O no.

En parte esa situación antes mencionada, y en parte el resultado de obligar a mi compañero a enfrentarse en singular combate a manos desnudas con un oso practicante de sipalki-do, me llevaron a escribir el siguiente texto.

- Piola para Saber: Si sos experimentado practicante de un efectivo arte marcial y/o sistema de combate (o simplemente si andás calzado por la calle como Perico Pérez) podés dejar de leer aquí mismo y comprobar que si ponés "SafeSearch Desactivado" en Google Images y escribís CUALQUIER PALABRA, eventualmente aparece gente en pelotas. En serio.

Qué pasa si andás con la más arrabalera de tus chicas juntando boletos del piso por la rambla de Dock Sud y se te acerca un corpulento caballero con aspecto de malviviente? Es de noche, y el tipo es MUY corpulento. Como si el ancho de su espalda fuera suficiente como para poder tener código postal propio. Mueve rápido las manos, la gorra de Club Comunicaciones a 45 grados no se le cae ni con un cascotazo. El tipo viene manija de pizza, y te tocó perder.

Hay varios finales para esta historia. Tantos como tres:

- El Mási te chamuya dos o tres palabras para medirte bien, y procede luego a despojarte de tus objetos de valor mediante amenazas hacia vos/la más arrabalera de tus chicas. Te quedás sin un peso para volver, sin celular para llamar a papu y la noche termina mal.

- El Mási te chamuya dos o tres palabras para medirte bien, y procede luego a despojarte de tus objetos de valor mediante amenazas hacia vos/la más arrabalera de tus chicas. Te ligás un culazato/mamporro/cortitodemangodenavaja por hacerte el vivo y testea la calidad de la piel de tu chica, de yapa. Te quedás sin un peso para volver, sin celular para llamar a papu, sin el bigote que fue a parar al piso del golpe, con el llanto de la atorranta y la noche termina mal.

- El Mási no llega a chamuyarte porque le metés un terrible trancazo a la más arrabalera de tus chicas para esguinzarle el tobillo y que no pueda correr, ofreciéndola en sacrificio al malviviente avisándole que "viene bien de atrás". Usás el dinero con el que le ibas a invitar la cena para tomarte un tacho, mientras llamás desde el celular a papu para contarle que cortaste con la más arrabalera de tus chicas y la noche termina en Cocodrilo.

Por más que estés aplaudiendo de pie la última escena, sabé que ninguna de ellas está bien. Hay que ser precavido, estar preparado para enfrentar estas (cada vez más frecuentes) situaciones que nos presenta la calle. Y así como hubo tres finales siniestros, hay tres soluciones osesnas magistrales que te quiero presentar, atenti:

- Usar Repelente para Osos: ha sido comprobado científicamente que la continua exposición a estupefacientes birulaneros como el Paco le ha generado una importante tolerancia a los repelentes de pimienta comunes que usan las señoritas universitarias y mi papá; por lo que les recomiendo avanzar al siguiente nivel. Recuerden, es para tirárselo en la cara al chorizo, no para echarse uno como si fuera Off.

- Comprarse una Mascota Jodida: si yo fuera El Mási, caco y zarpa-lata profesional, evitaría acercarme a un muchacho que tenga a una bestia groncha como la de la foto por mascota. Ni aún estando armado. Es más que obvio que la billetera del tipo está hecha de un cocodrilo no del todo muerto (por cierto, si esperabas una foto con un tipo paseando un Oso, o sos un pesado o no leíste el post de Brutus el Oso).

- La Solución Última: si estabas pensando en un calibre .38 Especial, tenemos algo mejor para vos, el KIT DE SUPERVIVENCIA CONTRA OSOS. Una Fiesta de Sabor. Cada uno de los detalles de ese kit es una obra de arte. Pensarás, tal vez, que debe ser medio incómodo andar de acá para allá con esa caja amarilla a cuestas. Nada más lejos de la realidad, pues viene con un gnomo que te lo carga y te dice la hora cada siete minutos. Se llama Lorenzo Miguel y es alérgico a los lácteos.


Preciosos, habéis sido instruidos en las artes de la defensa personal BearEmbutido´s Style. Aunque creo firmemente en la excelencia de la doctrina, existe siempre la mínima chance de que falle, sea porque te quedaste sin repelente, se constipó tu mascota o Lorenzo Miguel te zarpó el revólver anti-osos y anda persiguiendo duendecillos comunistas. Si algo de esto sucede, llamanos al 0-800-666-67486 (OSITO).



Te mandamos a la caballería.